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La nuevas leyes de igualdad

Este último par de semanas ha sido muy intenso en lo que a legislación se refiere, una actividad ingente que sobre todo ha venido del Ministerio de Igualdad. En concreto, el colectivo de las mujeres ha sido el más beneficiado (en opinión de unos, en la de otros ha sido nuevamente vilipendiado), pues han visto como estos días se han aprobado leyes en cuestión de derechos laborales, sociales, e incluso sexuales, si tenemos en cuenta la legislación en relación al aborto y en la necesidad de dar el consentimiento expreso a una relación sexual para que no se considere una práctica abusiva.

Los derechos sexuales a los que han tenido acceso las mujeres en el último siglo han sido vitales para el feminismo, y para que en la actualidad puedan realizarse políticas reales de igualdad. Se empezó con el derecho a la planificación familiar, luego al aborto; más adelante, y ya iba con retraso, se dejó claro que las relaciones sexuales debían ser consentidas aunque se dieran dentro del matrimonio. Una vez establecidas estas leyes que a estas alturas nos parecen de cajón (pero recordemos que no hace tanto tiempo que se dictaron), se tuvo en cuenta a las mujeres lesbianas, con sus programas de reproducción asistida; y la cobertura legal llegó hasta las transexuales, con el derecho a realizarse un cambio de sexo y que quedara así establecido en sus documentos oficiales.

Claro que todo esto queda muy bien en papel; lo verdaderamente difícil es trasladarlo a la sociedad, y que no se consideren leyes que favorecen a las mujeres, sino como derechos fundamentales: así es como se logra la igualdad. Y ahí es donde realmente se encuentran los mayores escollos, ya que la opinión y costumbre de la masa no se cambia solamente porque haya una ley que lo diga. Hace falta tiempo, y educación, para cambiar la forma de pensar de un pueblo; y hoy por hoy todavía las mujeres luchan con uñas y dientes para conseguir que le las considere a la misma altura que los hombres, tanto sexualmente como en otros ámbitos.

Pero sobre todo en lo que se refiere al sexo, no se llega a ver a una mujer tratar y ser tratada en este tema igual que un varón. Por un asunto de roles, aunque pueda estar cambiando, las chicas no deben ser las que se lancen cuando les gusta un chico, porque se pensarán que son unas frescas; no deben dejarse meter mano, ni tenerlas muy largas, o se las tachará de calentorras o de calientapollas, depende de la opinión del susodicho; ni pueden buscar pareja sexual de forma directa, o lo siguiente que pensarán es que son unas zorras que quieren sexo gratis con cualquiera que se le ponga a tiro

Eso es en lo que se refiere al sexo en pareja, pero ¿cuántas mujeres conoces que reconozcan abiertamente que consumen porno xxx? Y te aseguro que las hay, las visitas a las webs de pornografía no dejan ninguna duda: muchas dan su nombre, y explican que ven estos videos porno con sus parejas (hombres o mujeres), e incluso tienen actores y actrices preferidos gracias a las prácticas que realizan. Muchos dirían que esto es un fake y que en realidad son tíos que usan nombres de chicas, y eso solo daría más veracidad a lo que cuento. Si ya es difícil que un tío se confiese consumidor de porno online, que lo haga una tía es toda una odisea.

Claro que no se las puede calificar de hipócritas, no hacen más que imitar el comportamiento masculino; saben que, de no hacerlo, los calificativos que recibirían serían los peores posibles. Y todavía ser una liberada sexual parece algo negativo, cosa que no ocurre con los hombres, a los que eso de tener muescas sexuales en el cinturón les parece cosa de orgullo. Para que el género femenino se ponga éticamente al nivel del masculino, pasarán todavía muchos años, pero claro que cualquier ayuda es buena, por pequeña que sea. Y nuestra nueva legislación ha sido tremendo empujón.

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Más leyes extrañas… ahora sobre sexo

La verdad es que los sistemas legislativos de los países están llenos de leyes que parecen absurdas en la actualidad, aunque seguro que en el momento de su creación tenían para sus contemporáneos todo el sentido del mundo. Ya en el artículo anterior dejamos evidencia de algunas de ellas, aunque no por considerarlas delirantes no somos conscientes de que fue un intento por parte de sus legisladores de poner cierto orden en los aspectos diarios y mundanos de los ciudadanos: debemos reconocer ese esfuerzo.

Y es que la tarea no es tan fácil como pudiera parecer en un principio. Tenemos que pensar que las leyes se hacen teniendo en cuenta el conjunto de la sociedad, y no la individualidad; así, no es nada sencillo acertar para todo el mundo, sobre todo si hay que legislar sobre el ámbito más privado de las personas. Así, no es extraño que podamos encontrarnos con las leyes sobre sexo más raras que te puedas imaginar, porque ¿qué hay más privado para una persona que su sexualidad? Los legisladores intentarían proteger la moral de la época, y proclamaron ciertas cosas como ilegales en su momento; claro que, conforme la sociedad evolucionó, algunas de estas normas quedaron obsoletas, más allá de algunas que evidentemente podían atentar contra la ética más general (y aún así, no acaban de tener una posición común). Y no olvidemos, además, que las leyes las hacen los hombres, y que ya en su naturaleza existe cierto riesgo de error, tanto como en la propia naturaleza del ser humano.

En la época en que estamos, y más allá de esas leyes que parecen sacadas de un chiste, se podría decir que tenemos una libre sexualidad, al menos en la mayor parte de los países del primer mundo. La cultura occidental no conoce en la actualidad grandes tabúes sociales, y a grandes rasgos las leyes sexuales que nos rigen son para proteger a la parte más débil de una relación sexual. En cuanto a las practicas sexuales tanto indivuales como en parejas equilibradas (mismo nivel de edad, capacidad mental y libertad a la hora de elegir), está más bien todo permitido, siempre que sea consensuado en el caso de contar con alguien más, o con un grupo. Para un ejemplo de esta, no tienes más que acudir al porno online, y ver algunos videos de sexo para comprobar que seguramente te estás perdiendo muchas posturas y prácticas que ni conoces; pero cuidado, no olvides que estos actores y actrices trabajan en un medio, la pornografía, que busca la excitación inmediata, y que la realidad no es imitada por la ficción en este caso.

El problema del consumo de pornografía, ya sea en forma de fotos, videos y el más moderno método de las webcams porno (que han desbancado casi a las líneas eróticas), es que hay que tener cierta madurez para realizarlo, precisamente por lo antes señalado. Muchos de nuestros jóvenes acuden a él no sólo para excitarse y masturbarse, que es en realidad su principal uso; sino que también extrapolan lo que allí ven a su vida diaria, sin darse cuenta de que difícilmente van a poder vivir en carne propia las situaciones que allí ven, y que las reacciones tanto propias como ajenas no van a ser como en las peliculas porno. Sin embargo, si ponemos la pornografía en su sitio justo, y en su justa medida, no hay duda de que será capaz de darnos muchas ideas para vivir nuestra sexualidad y disfrutarla; y luego, por supuesto, está nuestra imaginación, el principal órgano del placer sexual.