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Más leyes extrañas… ahora sobre sexo

La verdad es que los sistemas legislativos de los países están llenos de leyes que parecen absurdas en la actualidad, aunque seguro que en el momento de su creación tenían para sus contemporáneos todo el sentido del mundo. Ya en el artículo anterior dejamos evidencia de algunas de ellas, aunque no por considerarlas delirantes no somos conscientes de que fue un intento por parte de sus legisladores de poner cierto orden en los aspectos diarios y mundanos de los ciudadanos: debemos reconocer ese esfuerzo.

Y es que la tarea no es tan fácil como pudiera parecer en un principio. Tenemos que pensar que las leyes se hacen teniendo en cuenta el conjunto de la sociedad, y no la individualidad; así, no es nada sencillo acertar para todo el mundo, sobre todo si hay que legislar sobre el ámbito más privado de las personas. Así, no es extraño que podamos encontrarnos con las leyes sobre sexo más raras que te puedas imaginar, porque ¿qué hay más privado para una persona que su sexualidad? Los legisladores intentarían proteger la moral de la época, y proclamaron ciertas cosas como ilegales en su momento; claro que, conforme la sociedad evolucionó, algunas de estas normas quedaron obsoletas, más allá de algunas que evidentemente podían atentar contra la ética más general (y aún así, no acaban de tener una posición común). Y no olvidemos, además, que las leyes las hacen los hombres, y que ya en su naturaleza existe cierto riesgo de error, tanto como en la propia naturaleza del ser humano.

En la época en que estamos, y más allá de esas leyes que parecen sacadas de un chiste, se podría decir que tenemos una libre sexualidad, al menos en la mayor parte de los países del primer mundo. La cultura occidental no conoce en la actualidad grandes tabúes sociales, y a grandes rasgos las leyes sexuales que nos rigen son para proteger a la parte más débil de una relación sexual. En cuanto a las practicas sexuales tanto indivuales como en parejas equilibradas (mismo nivel de edad, capacidad mental y libertad a la hora de elegir), está más bien todo permitido, siempre que sea consensuado en el caso de contar con alguien más, o con un grupo. Para un ejemplo de esta, no tienes más que acudir al porno online, y ver algunos videos de sexo para comprobar que seguramente te estás perdiendo muchas posturas y prácticas que ni conoces; pero cuidado, no olvides que estos actores y actrices trabajan en un medio, la pornografía, que busca la excitación inmediata, y que la realidad no es imitada por la ficción en este caso.

El problema del consumo de pornografía, ya sea en forma de fotos, videos y el más moderno método de las webcams porno (que han desbancado casi a las líneas eróticas), es que hay que tener cierta madurez para realizarlo, precisamente por lo antes señalado. Muchos de nuestros jóvenes acuden a él no sólo para excitarse y masturbarse, que es en realidad su principal uso; sino que también extrapolan lo que allí ven a su vida diaria, sin darse cuenta de que difícilmente van a poder vivir en carne propia las situaciones que allí ven, y que las reacciones tanto propias como ajenas no van a ser como en las peliculas porno. Sin embargo, si ponemos la pornografía en su sitio justo, y en su justa medida, no hay duda de que será capaz de darnos muchas ideas para vivir nuestra sexualidad y disfrutarla; y luego, por supuesto, está nuestra imaginación, el principal órgano del placer sexual.